viernes, 5 de diciembre de 2008

se acabo...

Ayer terminó mi quinto semestre de Comunicación. Sin duda uno de los mas extraños hasta hoy. Jamás me había sentido tan indigno del resultado de mis esfuerzos, mi promedio semestral (86) es de lo más patético. Estoy casi seguro que me pone al nivel de todos esa “gente promedio” que tanto critico.

Aunque no todo fue malo. Entre otras cosas reafirmé mi aversión hacia Jorge, (un pobre pendejito de lo más egocéntrico y monolítico) y reforcé lazos fuertes de amistad con Eunicienta, Hamlet, Mildred, Karlita, y otro tanto con el Edgar (con todo y que de pronto le den ataques de closet)

La clase de Sexualidad y Sociedad fue un completo desastre. Creo que lo único decente que aprendí es que lo más difícil sobre la tolerancia es sobrellevar la intolerancia del otro (cuanta gente mocha en esa clase).

Lo mejorcito del semestre fue la clase de Discurso Audiovisual ¡Aprendí a editar video! Aunque mi manejo de cámara, aun es bastante deficiente.

Debo confesarles mis queridos lectores (en su mayoría imaginarios) que cada fin de cursos doy un premio personal (inexistente físicamente) llamado: “El mejor maestro del semestre” que otorgó a esa persona que queda en mi memoria para la posteridad a causa de su práctica docente mezclado con su particular estilo. Los resultados hasta hoy son los siguientes:

Primer semestre: Juan José, profesor de Identidad y Ética. Un chilango súper buen pedo que además de químico, filosofo y no se que otra cosa, era fiel seguidor del peje, pero de esos que iban a las marchas y se postraron en el Zocalo y toda la cosa.

Segundo: Alicia Aldrete, profesora de Procesos Informativos. Una “ñora” (asi se llamaba ella) autodidacta que comenzó trabajando en Siglo 21 y llegó a colaborar con el mismísimo Gabriel García Márquez, en la revista Cambio.

Tercero: Maria del Carmen Vidal, profesora de Comunicación Oral y Escrita, una española, extra-or di-na-ria: dura de roer, implacable, directa hasta al hueso, maravillosamente sarcástica, infinitamente sabia, en cuestiones de la lengua española. Tanto la amé que al semestre siguiente tomé otra clase con ella.

Cuarto: hasta hoy ganadora absoluta de mi admiración eterna: mi señora, Doña Ángela María Godoy Fajardo (así, completo, como a ella le gusta), profesora de Expresión y Representación, simplemente genial, amorosa, dedicada, finamente graciosa, con un hermoso acento colombiano que graba en la memoria frases inmortales como: “y la madre del muerto”, “ese es otro paseo, en otro río y con otras ollas”, todo aquello que le moleste, seguido de un “chinga’aa madre” etc. Incapaz de devolver un ensayo sin líneas y líneas de retroalimentación ¡ah cómo la amo!

Quinto: pa’ quel premio no quede en la repisa se lo doy a Hugo Validiva, profesor de Discurso Audiovisual que sabe un montón sobre cine, y alguna vez discutimos sobre una que otra movie o director y tiene impresiones que me parecen interesantes, además de una enfermedad neurocerebral medio invasiva que lo hace ver cosas extrañas en las películas o en los videos de ejercicios. Agradecimiento especial por haber aguantado mi histeria en una ocasión.

So far, this is it! Hay más que contra sobre el fin de cursos, pero esa es otra historia.

1 comentario:

Unknown dijo...

"neurocerebral medio invasiva "
jajaja amé tanto esta frase...