lunes, 27 de diciembre de 2010

Nomás a veces

A veces quisiera ser un chillón y chillar. Chillar a chorros de mocos y lágrimas. Con gritos desaforados. Chillar así, profundo: con lagrimones que me escurran hasta la barbilla, goteen y hagan un charquito. Llorar hasta empequeñecerme, y ahogarme en el charquito con los bolsillos vacios.

Pero me aguanto, no vaya ser que te enteres.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Alud


El problema con los fracasos es que nunca vienen solos. No es necesario sino fracasar una vez -otra- para que los fracasos anteriores se desgajen sobre nosotros. Parece casi un asunto de protección civil: de cada uno de nuestros fracasos van quedando escombros, y ruinas sobre las que volvemos a construir y no hace falta más que un ligero temblor para que todos esos restos caigan sobre nosotros, como avalancha. Una masa amorfa, gigante, con trozos de todo lo que alguna vez fuimos o quisimos ser.

La masa nos persigue; nos arrastra; nos traga y nos entierra. Y nos quedamos ahí… bajo toda esa podredumbre. Porque está oscuro, tibio y silencioso. Lleno de fantasmas que nos acompañan y hablan sólo cuando se les permite. Porque no están ahí para hablar sino para asegurarse de que no escuchemos otra voz más que la nuestra tomar una decisión: la de empezar a cavar hacia la superficie.

domingo, 17 de octubre de 2010

A veces, de golpe

Y si escribo algo
O me quedo en silencio
Aguantándome las ganas,
mientras danzan los lobos marinos.

Con los labios apretados
Y el rubor en las orejas.
Pero la barbilla pálida, por más que mi índice sube y baja.

No es un invento, las barbas pican, cuando los hombres besan

domingo, 3 de octubre de 2010

Origami

"Cada cosa que ves, son dos cosas o tres,
cada cosa que ves, tiene su derecho y tiene su revés".
Dicho Popular



Mi madre es algo así como una invasora. Llega sin avisar y se va cuando le place. Durante su visita investiga, fiscaliza, audita y ordena. Casi siempre refunfuño cuando mira bajo la cama o dentro del closet o en las esquinas. Ella no conoce el trato que hice con las arañas que viven en la cornisa de la sala, junto al sillón blanco de la ventana, y bajo el espacio de las escaleras en el baño.

A ellas no les importa cuando mi madre tira abajo sus frondosas telarañas y se lleva consigo los bichos que han envuelto en fino hilo. Con paciencia comienzan de nuevo y en una semana o dos la telaraña se ve como al principio, hasta con el mismo número de presas momificadas.

Yo he aprendido de ellas. Ahora trato de no fruncir el seño cuando, en uno de sus intentos por traer orden a mi vida, y compensar el tiempo que pasamos alejados, cambia las mesas de sitio u ordena alfabéticamente las especias. Casi nunca tengo valor para exigirle que no lo haga. Luego, cuando se va, de apoco sitúo las mesas donde más me conviene y dejo de detenerme a pensar si colocar la canela o la cinamon.

Hoy echó una ojeado dentro del espacio bajo la mes del comedor: una especie de plazoleta al fondo de una estructura en forma de “Y” que permite una vista aérea a través del cristal, a veces límpido, que corre de una punta a otra.

¿Puedo tirar estas porquerías? –preguntó-
No. -Contesté con energía suficiente-
¿Por qué, a qué te atan? - replicó-
A nada- respondí- Mentí-


Quizá debería ordenarlas: primero la grulla; despues el pez; seguido del conejo y al final el cuervo… o tambien puedo tirarlas de una vez...



domingo, 26 de septiembre de 2010

Otra vez, de golpe

De golpe y porrazo. Así que ¡a la porra!
Me dan ganas de tener una etiqueta que diga: "este post demuestra lo pendejo que soy" pero está muy larga.

A quien sea que firme como lector anónimo: ojala que nunca te escriban nada parecido, pero gracias por pasar a leer.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Así, de golpe


Para David


Me gustan tus ojos llenos de agua, “de agua sulfurosa”, diría un poeta que no soy yo y no recuerdo bien quién es. Cuán vana puede ser una frase cuando no resulta en la evocación de una belleza particular. Cuán traicionera la memoria, que ha prometido guardar celosamente el escalofrió impetuoso de tener tu mirada sobre mi mirada; y tus labios sobre mis labios.

Me gustan tus ojos llenos de luz: guardianes de los caminos siniestros por los que flotas sereno. Puertas al infinito que se comprime en un abrazo caluroso desde tu centro y el mío, en la horizontalidad que se toca.

Me gustan tus ojos llenos de un fulgor gélido y reluciente que llena las sombras de la alcoba. Riachuelos polares que se enmarcan en la selva silvestre y salvaje de tu pelo.

viernes, 13 de agosto de 2010

Incredible nonsense to the man who thought of himself as a fruit

Espero que leas esto, porque lo que voy a escribir es una declaración que negaré si me preguntas. Tengo un deseo, una pulsión, casi irrefrenable, de estar contigo. Algo casual para empezar. Podrías llamar y preguntarme cómo estoy y decirme una que otra tontería. Prometo que si lo haces yo te invitaré a cenar, so pretexto de tener “un montón de cosas que contarte” aunque no diga nada durante el tiempo que estemos juntos.

Sabes que me gustan los silencios. Yo sé que a ti no, sé que te desesperan. Tú crees que no me di cuenta, pero la primera vez que salimos y bebí ese horroroso té chai, miraste al tipo de enfrente y casi le pedias a gritos que te salvará de mi nula conversación.
No quiero sonar pretencioso pero en ese momento luchaba con el dilema moral al que me enfrentaste, tú sabes cómo acabo. Con todo y que me saliste con que “La luna era como tú, tímida y se escondía detrás de las nubes”… y no se cuanta pseudo poesía barata dizque profunda e intelectual. Fue una buena estrategia, tu sabes que me gusta escribir, yo se que te gusta cuando te escribo cosas, sobre todo de las subidas de tono. Me dijiste que las otras eran cursis, y que tu no eras “tanto así” ¡Pinche!
Por eso juré que no te iba a escribir nunca más. Y heme aquí. Pero qué caray, hace tanto, tanto que mi vida no es dramática que me tengo que inventar razones.
A veces me dan ganas de ser yo el que te hable, pero luego se me quitan. Se me quitan por tu culpa ¿por qué siempre que la vida nos pone juntos estas enamorado o con el corazón roto? No es que siempre me disguste, al contrario, me anima cuando me dejas ver detrás del hombre egomaniático que eres la mayor parte del tiempo. Creo que ese es el problema más grave entre tú y yo, y por eso estamos condenados. Somos tan grandilocuentemente caprichosos que guardamos silencio, y pretendemos que todo va bien. Por eso no te digo que me haces falta y no aprieto enviar si te escribo un saludo o un reclamo sutil.
Por eso negaré todo y no escribiré tu nombre. Espero que el título sea suficiente para que sepas que eres tú

miércoles, 14 de julio de 2010

Silencio

No, no tengo nada que decir. Disculpe las molestias que esto le ocasiona.

domingo, 11 de julio de 2010

Entre bostezos

Odio cuando el café se enfría y ya no sabe
Cuando los minutos escurren
Y las ideas se secan.

Los parpados pesan
La ropa estorba
Y el café en la estufa burbujea
Sonido que resuena en la soledad

En el silencio del motor
Y el canto del grillo

Siento, escribo y borro
Siento, escribo y borro
Siento, escribo y borro

Porque la presencias demoníacas me dan miedo
Y no quiero pensar
Porque se me cae la casa
Porque no bebo café
Y se enfria… y ya no sabe
Y lo odio.

martes, 8 de junio de 2010

Momentos II


Para el monstruo "comegalletas"

Beto: ¿Y, que haces para inspirarte?

Alter-ego: Esperar, oír musiquita, imaginar, recrear

B: ¡Ohh!

A: En esto momento imagino que soy Liza Minelli y que canto Mein Herr, en el Kit Kat Club

B: No sé porque, pero te imagine con un vestido rojo de brillitos.

A: ¡Ha ha ha!

B : Extraña forma de inspirarte

A: Lo sé, eso de las fantasías travestís no está cool

B Insisto, es raro como te inspiras

A: No sé, a mi me parece muy normal


Y usted mi amadísimo lector ¿Qué hace para inspirarse?


domingo, 6 de junio de 2010

I feel stupid

¿Alguna vez han sentido un hueco gigante en el estómago, como si el cuerpo estuviera ausente, pero supieran que sigue ahí por un hormigueo incesante en los brazos?

Han sentido que se les cae la cara y que deben contener el llanto para que no termine por diluirse y pueda escapar por la coladera.

Han tenido ganas de ser un avestruz y esconderse en la arena para ver si logran un silencio metafísico o se han preguntado ¿por qué la conciencia no es un grillo al que uno pueda callar a zapatazos? Alguna vez se han prometido que, ahora sí, esta es la última.

Yo sí, y no es que equivocarse esté mal es sólo que me gustaría hacerlo de una forma distinta para variar.

lunes, 31 de mayo de 2010

Y todo igual

“Para no quedarse sólo uno se llena de fantasmas”
Antonio Porccia





Es cierto que las filas son más pequeñas, pero el sabor del café más aguado. Polvos blancos para darle cuerpo, terrible experimento: de color terroso, agrietado, simple, como de agua con cal. Amargo resultado de economías artificiosas.
¡Yiuk!

No me gustan las cosas simples. Lo simple estafa, no tiene onda. Lo simple es tan simple que no hay forma de describirlo como me gustaría: se resquebraja, se taponea, se diluye, se oscurece.
El poeta Tejada Gómez, dice: “el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo”. Solo lo no simple permanece entonces. Y qué es lo no simple me pregunté: lo no simple no es por fuerza lo confuso, lo abigarrado. Lo no simple es aquello, que a pesar de su claridad, se mantiene con nosotros. Lo no simple es lo “in”

Lo inconcluso;
Lo incurable;
Lo insano;
Lo intolerable;
lo inacabable;

Porque si concluye; si se cura, si es que sana; se tolera, si se acaba. Entonces ya no tendré fantasmas y me quedaré sólo. Por eso pincho tu nombre y no reniego de mis impulsos, por eso te escribo, aun cuando me juré no hacerlo, y nos invento momentos a cada rato. Porque nuestra historia es lo último que me recuerda como se sentía sentir.

sábado, 22 de mayo de 2010

Mesa de número impar

Si a veces me preocupa ser soltero ¿y qué? Sobre todo cuando salgo por ahí y de pronto me convierto en la llanta de repuesto. Una mesa para cinco no es lo ideal. Mi amigo Beto dice que la culpa la tiene Hollywood, probablemente tiene razón. Para los moldes del cine y la televisión las personas soteras –peor aun las divorciadas- de más de treinta son unas fracasada, que deberían utilizar todas sus energías en la búsqueda de una relación para poder aspirar a un poco de felicidad. Por eso yo me niego a buscarla ahora, más vale ir haciendo acopio de fuerzas, no vaya ser que luego hagan falta.

Extraño los episodios de Sex and the City. Maldita la hora en que la Dra Grey vino a atormentarnos con su postmodernidad y sus Mc Dreammys.

domingo, 2 de mayo de 2010

Contracara


Los reflejos son una cosa absurda.
Prefiero las fotografías. En las fotos uno siempre parece feliz.
Lo único que hay que hacer es decir wiskey… y ya está.


Mirarse no es lo mismo que reconocerse.

sábado, 17 de abril de 2010

Los guarda-tiliches

Hay lugares donde el orden es simplemente imposible. Mi abuela siempre decía: “un lugar para cada cosa, una cosa para cada lugar”. Extraña declaración para denotar orden: tal pareciese que existen pues un número determinado de cosas que pueden albergarse en un sitio y por consiguiente un cantidad limitada de espacios para cada una. Ecuación lógica que convierte a todo lo que carezca de un lugar propio en un tiliche. Sin embargo, aun en la casa más ordenada hay espacio para los tiliches, para los estorbos, para los esbozos, para los no usados, para los no se sabe para que sirven, para los que se guardan por si acaso.

Basta revisar dentro de los cajones, los armarios, las alacenas. Bajo los colchones, las escaleras. En el patio de servicio o detrás de las puertas para darse cuenta: los tiliches no sólo se apilan de forma descomunal, lo que es peor, estamos dispuestos a convivir fraternalmente con ellos mientras guarden una pudorosa visibilidad y disimulen su presencia. Nuestra tendencia es entonces, no a procurar el orden, sino la belleza, la armonía.

Actitud civilizada cuando el recogimiento o la selección de los tiliches se contrapone a nuestra tendencia a no querer deshacernos de nada. Así pues no importa si no sabemos lo que es, si alguna vez lo supimos, o si lo que guardamos es sólo una pieza rota o algún sobrante sin valor; lo conservaremos casi siempre por un desmedido temor a que en otro momento nos sea útil.

Por supuesto existe el otro lado de la moneda: aquellas cosas que aunque nos son familiares y utilizamos con frecuencia simplemente no tienen un lugar propio dentro de la casa y terminan revueltos entre los otros tiliches. Dónde se guardan los cargadores, los sacapuntas, las esponjas, las escobas, trapeadores y atomizadores. Los recibos, actas de nacimiento, certificados, recetas médicas y otros papelillos membretados. Dónde las especias, medicinas, la pasta dental o las tejas de jabón. Dónde las brochas y desarmadores, los cepillos, los sujetadores…

Sí, es cierto, existen lapiceros, especieros, maletines, folders, botiquines, joyeros, cajas de herramientas y demás organizadores, creados ex profeso para guardar, contener, acomodar, archivar y almacenar toda clase de objetos. El problema es que cada vez que adquirimos uno con la esperanza de llevar un poco de orden a nuestras vidas lo que ganamos en realidad es un nuevo y potencial tiliche.

miércoles, 31 de marzo de 2010

A veces sueño

A veces sueño con un camino desierto. Una calle de concreto duro y gris por la que camino a paso lento que adquiere ritmo vertiginoso. Tropiezo. Caída brutal en stop motion. El aire se corta con la casi horizontalidad de mi cuerpo. Cuando el golpe es inminente la secuencia termina… el sobresalto inicial se vuelve inútil y se remplaza por el vértigo tramposo que da el precipicio al final del colchón.


Otras veces sueño con Lucifer y lo profundo de los avernos en donde, según Dante, se les daba castigo a los pecadores. Sueño que rodeado de miles de demonios me sujeta violento en un forcejeo interminable que en la eternidad no tiene tiempo, me toma del talón e intenta clavar su trinche en la planta de mi pie izquierdo. Sí, este tampoco se consuma, pero al despertar me siento invadido de un terror cristiano incuestionable que me impide volver a conciliar el sueño si antes no digo una oración.


Últimamente solo sueño con tus muslos y mis muslos en una batalla sudorosa e implacable sazonada con besos suaves.
Tómame
Abrázame
Destrúyeme
Atrápame
Quiéreme
Desgárrame


Llévame de golpe al precipicio del colchón y déjame colgado ahí con la fuerza de mis manos y la voluntad de tu cuerpo. Cuando termines… el diablo puede venir por mí.

lunes, 15 de marzo de 2010

En la cocina

El aceite salta y quema
-una vuelta o dos-
La mostaza adereza la carne,
un par de cucharas, el plato y las molduras.

El agua hierve,
burbujea.
Ritmo extraño que se escucha en silencio.

Las especias en la olla
-para dar sabor-
Vinagre, pimienta, laurel.
-y unos polvitos extraños que no se que son-

Los frijoles gritan:
¡Agua! ¡Agua! ¡Agua!
Otro litro
Ya van tres.

Los jitomates han envejecido,
el agua los churió.

¡Trrrr! ¡Trrr!!
Va la licuadora.
Mientras se forma una masa roja me pregunto
¿Cuándo terminaré de cocinar?

martes, 2 de marzo de 2010

Si yo no fuese signos duales


Si, si lo admito a veces me gustaría ser sólo lo mejor de Piscis: ya saben un maricón sensible y positivo de esos que le caen bien a todos. Pero no. Me tocó ser un maricón histérico y dramático que agrada con dificultad. Sería retraído y ensimismado- un artista incomprendido- y habría buenas razones para justificar mi fobia a los individuos y mi incapacidad de relacionarme socialmente. ´Pero no. Me tocó tener momentos de valentía y saber colocar la voz, para llamar la atención de los sujetos y después no saber qué hacer con los silencios.
La cosa se pone peor con la mística china que me convirtió en un felino inflamable ; y pa que les cuento de la maya y la azteca…


Hombre que se aviva con el fuego
-y se atiza con el agua-.

Irremediablemente presa,
Instintivamente cazador.

Figura del aire;
De la tierra o el océano.

Morador del bosque;
De la selva o la montaña.



Vaya cosa eso de las ciencias eternas.

lunes, 22 de febrero de 2010

Link

Odio el provocador azul cielo que delinea tu nombre,
pincharlo en busca de tí

-de tus certezas-
Y quedar como al principio.

lunes, 15 de febrero de 2010

Juego literario

¿Quién quiere jugar? La mecánica es simple: Está historia tiene un inicio, pero no tiene desarrollo, tampoco final… Vamos poniéndole uno. Lo que sea que les inspire, siguiendo dos reglas básicas: narración en tercera persona y personajes sin nombre ni sexo.


Déjenlo en los comments y lo voy pegando…



Esta es una historia sin personajes, porque cualquiera podría protagonizarla. Tampoco tiene géneros, pues él bien podría ser ella; y ella bien podría ser él.

Porque es un relato de amantes, y cualquiera que sea su nombre o su sexo, se estremecen de igual manera con los besos, las caricias y los abrazos.

Porque sin importar si están hundidos en el deseo, la lujuria, la inocencia o la desesperación todos los amantes buscan el amor.


Ellos lo buscaban, como buscan las mariposas del norte el calor de un invierno no tan crudo. Quizá fuese el tiempo, la distancia o la vida misma la que les hizo reencontrarse esa tibia mañana de Abril mientras cada uno con sus propios pensamientos chocaban de frente dándole al destino o al futuro una nueva oportunidad.
Aidee
Ellos, los que pretendían no conocerse desde hace tiempo. Una mano recorre los mismos caminos, la misma piel se estremece y de los labios una sonrisa olvidada.Apresura el paso, unas piernas se aprietan, un suspiro, y otro y otro.
Eu
Una mano, una pierna, amasijo cortazariano de amores y vapores que cada vez transpiran mas y mas, anticipando con las bocas un deseo añejado durante largos veinte años, ellos que ya no se sabían en si o el otro, que se volcaban en fantasías, estaban de nuevo juntos camino a aquel motel donde se vieron por primera vez.
Angel Caballero


"Primera vez", ya que fue cuando en realidad se descubrieron completamente el uno ante el otro, sin embargo su historia los había hecho traspasar sentimientos y roces mucho más allá del solo deseo físico y mental, de nuevo estaban solos, como aquella primera vez, como aquel día en que se entregaron a ellos mismos, pero esta vez seria diferente ...

Ju@nje

miércoles, 10 de febrero de 2010

Algo

Quiero un reino de pan
Villanías para cometer
Pecados que confesar

Si lo obtengo puede que este blog se salve.

lunes, 8 de febrero de 2010

Crackers

Tengo un blog abandonado.

Un dilema moral.
Una investigación pendiente
Una cena que planear
Llamadas que hacer (favores que pedir)
Comida que calentar - no trajé tortillas-
Proyectos que justificar.
Meter la ropa a la lavadora (ahora que hay sol).
Necesito una chamarra (tengo frío), la ropa térmica es una estafa.
En serio, en serio tengo hambre…
Si me voy ahora podré tachar algo más de la lista.

Sí, lo sé, en momentos como este se mide la creatividad de los individuos

miércoles, 27 de enero de 2010

El libro y yo

Si tuviese que darle un adjetivo a mi “vida” como lector, seguramente no encontraría uno que la significase por completo: absurda, inesperada, pálida, piadosa, telarañosa, sofocante, animosa, febril…seguir la lista sería propiamente un desperdicio de tiempo y espacio.

De niño habité una casa en la que los libros tenían una presencia más bien apabullante. Libreros gigantes ocupaban las paredes y en ellos, ordenados con un rigor casi bibliotecario, decenas y decenas de libros – que años más tarde terminaron en la biblioteca pública de la ciudad- desde luego tal orden propició un acercamiento, digamos guiado, pues los libros infantiles no sólo poseían su propio estante sino que estaban dentro de mi habitación.
Los recuerdo bastante bien: una serie de catorce tomos, cada uno en un color más brillante que el otro, titulados “Desde la cuna” un compendio de historias, cuentos, novelas, y canciones de cuna y juego de Europa y América Latina.
Ahí conocí las historias de los Hermanos Grimm, Carlos Perrault, y Hans Christian Andersen; cuya moralina asumí con una naturalidad impresionante, que hoy encuentro francamente perturbadora. -Afortunadamente no leí la historia de Pinocho hasta mi adultez, sino quien sabe qué clase de persona sería hoy-
Cuando hube llegado al último tomo de la colección, en el que los textos carecían de ilustraciones regulares, busqué por primera vez fuera del estante designado. La suerte me llevó a devorar la mitología grecorromana, las fabulas de Esopo, más de medio millar de refranes. La Ilíada, La Odisea, y una versión editada de la Divina Comedia.
Mi padre, principal promotor de esta actividad, me ofreció entonces un trato: quinientos viejos pesos a cambio de la lectura de la máxima obra del español: El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. Aquel libro descomunal me espantó tanto que ni la remuneración económica propuesta me pareció (y me sigue pareciendo) lógica o justa.
Tras haberme negado volví entonces al último tomo de mi colección inicial sin la menor sospecha de que detrás de su dura pasta verde chillante aguardaba una tierra mágica de calibanes que habría de enamorarme de por vida. Nombre el lector la que desee es seguro que la he leído. Gracias al talento inagotable del sweet master Shakespeare aprendí de la purificación del alma, esa que propusieron en la Antigua Grecia con sus tragedias y monólogos.
Luego vino Molliere, con su Tartufo, su Avaro y un Ricachón de la Corte. El teatro se volvería con el tiempo una de mis pasiones más encumbradas.

No pasó mucho tiempo antes de que la literatura me mostrara el otro de sus rostros, el que no es muy amable, el del libro que se deja, “porque nomás no inspira”: El Llano en Llamas, El Popol Vhu, Cien años de Soledad, El lobo Estepario… (Puro libro obligado, seguramente, pero lo que no inspira, no inspira y ya).
Mi primer texto prohibido lo leí en la pubertad. De vez en cuando detenía la labor, exhalaba con tremenda extrañeza y no podía sino preguntarme de forma bastante pedestre: “¡qué pedo con esto?”. Algunos años después el conocimiento sobre el análisis del discurso me enseñaría a interpretar las letras del Marques.
Si tuviese que elegir uno como mi favorito, sin duda sería Ana Karenina ¡Cuanto he sufrido por ella! Con la garganta hecha un nudo, desde muy adentro y sin voz le pedí una y otra vez: “soporte Madame Karenina ¡Soporte! Wronsky la ama, soporte”. Hube de llegar al final sólo por Kostya y Kitty, pero hasta el día de hoy detesto con vehemencia las teorías durkenianas.
La historia reciente está plagada de ensayos, poesía muy poca, mi primer acercamiento con ella fue quizá en los festivales estudiantiles donde recité algunas de las piezas más comunes, luego un par de libros. El primero lo recuerdo muy bien: una edición económica de fotocopias y pasta plastificada con arillo. Los demás, con aire petulante aseguraban ser un “tesoro para el declamador universal”. Entre sus páginas jamás leí algún texto que me cimbrara tanto como cualquiera de John Donne o Konstantino Cavafis.
Entre los viniles y cd’s hallé alguna vez un disco compacto de Manuel Bernal, la voz de la XEW, en el que le daba voz a muchas de las piezas que conocí de forma temprana: La chacha Micaila, Los Motivos del Lobo, Porqué ya no soy del vicio o el Brindis del Bohemio. No obstante, ahora prefiero escuchar los poemas de Pessoa, musicalizados por Liliana Felipe, sobre todo, en voz de Eugenia León.
Hacer una biografía de lector es mucho más complicado de lo que pensé: no ha aparecido “El principito”, tampoco el maravilloso Oscar Wilde. No he despotricado como es debido contra Márquez, ni hecho una lista sobre las historias que han pasado a 33 milímetros. Menos aún de los libros espirituales, los repasos en la historia del arte, las religiones y las civilizaciones antiguas. Las biografías de grandes hombres y mujeres. La ética, la filosofía, o el amor homosexual

Falta mucho por documentar, pero mejor aun, falta mucho por leer

sábado, 23 de enero de 2010

Momentos

“Hay que recordar que Christian es un dramático”. Cuando un hombre con semejante elocuencia, como es el caso de José Israel Carranza, autor de la frase y excelente ensayista, se ve impedido a salir en la defensa de uno de mejor manera… Ya está. No hay duda.

miércoles, 13 de enero de 2010

Pintoresco llamarse Juan

Amados míos; hace un buen rato que no escribo otra cosa que poemitas piteros (piterisímos lo sé) como que hace falta drama en este blog ¿Qué no?

A punto de acabarse mis vacaciones de invierno, en el sabroso clima templado de Puerto Vallarta, con un temor absoluto e indescriptible al frío tapatío que me espera el lunes a las 7 am no me queda más que resumir que odio mi trabajo.

No me mal entiendan, sin duda es mejor que la escuela. De hecho, en un ejercicio de acotamiento debo aclarar que lo que odio en realidad es a los clientes; todavía, podría ser más específico y delimitar el objeto de mi aversión a los consumidores extranjeros.

Sí, sí, los detesto. Y no es que me haya dado un ataque de xenofobia. No. mi problema no es con sus caritas de cachorro y su español gracioso con el que me preguntan ¿habla ingles? O traducen sus maneras y saludan cortésmente “Hola” o “Buenas tardes”. No.

Lo que realmente detesto son los halagos con los que disfrazan su racismo yankee. “¿Dónde aprendiste tu inglés?” Me preguntan con cierta extrañeza, luego asumen que mi acento californiano tuvo que venir de algún punto del otro lado de la vasta frontera.
Al aclararles que no es así, su extrañeza se vuelve un escepticismo asombrado, bastante desagradable: "¿en serio?" "¿en la tele?" "¿qué programas veías?" (y comienza la larga, larga lista de éxitos seriados de finales de los noventa)

Por supuesto, para este entonces ya me siento convertido en una atracción pintoresca, de esas que uno jamás soñaría encontrar entre brocas y bulbos. Afortunadamente mis interlocutores concuerdan en que Christian “no suena tan mexicano”.

¡Infames! Encima tengo que venirme a aguantar que me miren lujuriosamente y me digan que soy lindo.



sábado, 9 de enero de 2010

Nuestro amor


Nuestro amor es una farsa
Una ilusión inconsumada
Un deseo encendido que se apaga,
se torna rojo, intermitente.

Yo le soplo y le soplo
pero vuela en pedacitos blancos
ensucia mis manos y me marca la cara si me toco,
con un polvito, muy parecido al hollín,
me pinta lagrimitas negras.

Nuestro amor no existe
Tu tampoco.

"La visita del doctor" Steen, Jean

sábado, 2 de enero de 2010

Intento fallido





Muy buen inicio de año mis siempre amados lectores imaginarios. (A excepción de Aidee que jura ser real, ella merece saludo aparte).
Pues ya estamos en el 2010, el año del recovering, después de la recesión. ¿Será?

(40 minutos después)

Perdón, pero estoy trabajando y con dos pendejos a mi cargo y un estorbo que sólo quiere jugar y hace destrozos lo de escribir nomás no se puede.
Por cierto faltan dos meses para mi cumpleaños… otra vez.