lunes, 31 de mayo de 2010

Y todo igual

“Para no quedarse sólo uno se llena de fantasmas”
Antonio Porccia





Es cierto que las filas son más pequeñas, pero el sabor del café más aguado. Polvos blancos para darle cuerpo, terrible experimento: de color terroso, agrietado, simple, como de agua con cal. Amargo resultado de economías artificiosas.
¡Yiuk!

No me gustan las cosas simples. Lo simple estafa, no tiene onda. Lo simple es tan simple que no hay forma de describirlo como me gustaría: se resquebraja, se taponea, se diluye, se oscurece.
El poeta Tejada Gómez, dice: “el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo”. Solo lo no simple permanece entonces. Y qué es lo no simple me pregunté: lo no simple no es por fuerza lo confuso, lo abigarrado. Lo no simple es aquello, que a pesar de su claridad, se mantiene con nosotros. Lo no simple es lo “in”

Lo inconcluso;
Lo incurable;
Lo insano;
Lo intolerable;
lo inacabable;

Porque si concluye; si se cura, si es que sana; se tolera, si se acaba. Entonces ya no tendré fantasmas y me quedaré sólo. Por eso pincho tu nombre y no reniego de mis impulsos, por eso te escribo, aun cuando me juré no hacerlo, y nos invento momentos a cada rato. Porque nuestra historia es lo último que me recuerda como se sentía sentir.

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