viernes, 2 de enero de 2009

Trasluces, contraluces y medias luces

¡Oh Dios! (es el tercer post al hilo en que invoco tu nombre) el 2009 ya llegó. Estamos ahora a merced de sus infames peripecias. La más próxima que viene a mi cabeza es mi cumpleaños, que está justamente a dos meses de distancia. Aun no estoy listo para ello. Pensar en el me provoca demasiada ansiedad. ¿Qué hice con mis 22? Realmente lo que me preguntó es ¿Hice algo con mis 22? Por más que le pienso y le pienso no tengo una respuesta que me satisfaga del todo. Incluso llega a molestarme un poco ya que la interrogante que llega de golpe es ¿Qué quieres hacer con tus 23? So far, tampoco tiene respuesta.

A veces me da por pensar que he crecido. Que soy una persona distinta a la que era. Que soy menos tonto, menos confiado, un tanto más sabio, más seguro, mayormente reflexivo y precavido al tomar decisiones. Pero otras no estoy tan seguro. Me miro a mi mismo y veo el mismo divo dramático neurasténico, acido, arrogante e insufrible que he sido desde que tengo memoria. El mismo soñador de mejillas sonrojadas, sonrisa estúpida y piernas temblorosas ante aquel que le arranca suspiros. Luego, llego a la conclusión de que soy ambas cosas, y me digo: “Tómalo con calma”.

Pero total que estoy divagando. Se suponía que este iba a ser el post sobre tener treinta que le prometí a mi primo “El Roker”, quien por cierto, me dijo algo bien requete bonito, que no pudo publicar porque aun no habilitaba los comentarios anónimos y no me atreví a hacer público en su nombre. Sin embargo, la cosa iba más o menos así: “Creo que esto del blog te atrapó dada tu inmensa necesidad de comunicarte con tu mundo y es que por aquí da menos miedo”.

Entonces caí en cuenta, que el asunto de hacerse viejo puede no ser tan malo de acuerdo con las enseñanzas del budismo los seres humanos somos presos de tres situaciones: la vejez, la enfermedad y la muerte. Entonces lo que se debe hacer es apostar por el crecimiento espiritual para no preocuparse por las cosas pasajeras y mundanas del universo, aunque no es necesario renunciar por completo a ellas. Eso me hizo pensar en un articulo de un economista (no me acuerdo quien, ni donde, ni cuando) en el que presagiaba la caída del capitalismo y con ella el desarraigo de todo lo que este promueve. Lo cual me llevo al sueño utópico de pensar que entonces la muy mentada crisis podría no ser tan mala si llenáramos el vacío que nos dejan “el sueño americano” y “la vida cosmo” con algo más duradero como la espiritualidad, que no se reduce a fanatismo religioso ni anexos de la misma calentura.

Por cierto, si, me he dado cuenta que soy ambas cosas, y me lo tomaré con calma.

1 comentario:

Unknown dijo...

pues fijate que a mi no me llegaron tales mensajes madrugadores eh... solo de mi buen amigo christopher ¡jum!