martes, 5 de mayo de 2009

Pendejez masculina

"Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco,
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo[...]
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan mal,
burlándoos, si os quieren bien".

Sor Juana Inés de la Cruz



Por fin hice y terminé uno de mis múltiples trabajos… bueno la verdad no lo terminé solo espero que la retroalimentación no diga que le tengo que cambiar mucho. Por extraño que parezca me siento aliviado (es que en realidad no debería) que la disposición oficial marca que hay que esperar hasta el jueves para volver a la vida normal (pinche Jelipillo que más reformas querrá aprobar el condenado).

El post de hoy quiero dedicarlo a los hombres (ah que raro) pero a una raza muy común de hombres. Hombres con los que todos (gays "bugas" hombres y mujeres) hemos coincidido alguna vez: los hombres estupidamente vanidosos. Poseedores de belleza física infame que los convierten en el centro de atención de cualquier lugar en que se presenten. Brillantez, elocuencia y el encanto de conversaciones infinitas sobre temas diversos. Todo mezclado con una dosis de sensualidad natural y sutil que se presenta en cada uno de sus gestos y movimientos.

Cabe señalar mi amado lector que la descripción del párrafo anterior no atañe únicamente a modelos de Calvin Klein o a estrellas Hollywoodeneses. Ese es el perfil que en mayor o menor medida todos encontramos, aunque sea con auto engaños u omisiones, en aquel que nos arranca suspiros o reconocemos en otro (aunque no este disponible). El problema viene cuando esta quasi perfección olvida que está condición existe únicamente ante nuestros condescendientes ojos capaces de estimular nuestras acciones y mostrarle un poco de devoción de vez en cuando.


Devoción a la que se convierte en adicto cual si fuera crack apestoso y barato, y cómo todo buen junkie, termina por perder el piso y reclamar cada vez más, con menor sutileza y encanto. Es que para él, nuestro deber, es seguir adorándole con crecida intensidad. Sin obviar que todo aquello que alguna vez se construyó se ha venido destruyendo. Porqué olvidó quien era, porqué nunca lo supo. Porqué nunca se dio cuenta que él necesitaba más de mí que yo de él y yo ya no estoy dispuesto.


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