sábado, 7 de marzo de 2009

Muchachito inverbe!

¡Hola mis amados lectores imaginarios! No hay palabras para describir la vergüenza que siento por dejarlos abandonados tantísimo tiempo. Miento, probablemente si las haya, pero las desconozco. Los últimos días la vida me ha mostrado lo iletrado que soy en cuestiones lingüísticas ¿Podrán los Dioses perdonarme el atrevimiento de jugar a ser escritor?, ¿Podrán incluso los buenos escritores mostrar benevolencia ante mis repetidas profanidades? ¡Cuanto quiero creer que si!

Justo hace algunas horas leía la retroalimentación de uno de mis profesores que dice así: “Me gusta el barroquismo. Siempre y cuando no pierdas claridad en lo que estás planteando”. Después de reírme un rato, y rascarme la cabeza durante otro, la infinidad del Google fecundó una de mis neuronas. Barroquismo: abigarramiento, exageración, pomposidad, aglomeración, exuberancia, profusión. Aunque puedo entender ahora que se refiere a una aglomeración de información; yo sigo pensando que sólo era sarcasmo. En lo dicho, ese hombre y yo tenemos serios problemas de comunicación. Aprovecho este momento para agradecer a otra profesora Magda, de Discurso Hipermedial, quien la semana pasada cultivó mi reducido léxico al aclararme que si bien el envejecimiento es un proceso natural que puede postergarse, no es ininterrumpible ni mucho menos iretrasable.

En otros asuntos quisiera tomar este párrafo para agradecer a Aidee por su divertidísimo post sobre la incongruencia del feminismo y el machismo. Jamás había conocido a una mujer que se sintiera tan cómoda hablando de sus propias diferencias culturales y psicológicas con el género masculino. Sin duda esto de si ellas o ellos no tiene sentido porque al final sólo quedamos NOSOTROS. Sin embargo, para todas aquellas que si le hicieron caso al mail de los caracoles y para las que no, este es mi regalo:
En conclusión: feministas, anti feministas, “modernas”, “chapadas a la antigua”, heterosexuales, gays, bisexuales, o atrapadas en el cuerpo de un hombre. Feas, bonitas, voluptuosas, pudorosas y todo lo que se les antoje. Disfruten su día haciendo sufrir a un hombre pendejo.

1 comentario:

Aidee dijo...

Hombre! Más gracias a ti por citarme, que bueno que te haya gustado, me da gusto que te pases a leer por allá de vez en cuando. A mi tus entradas también me parecen geniales.

Un abrazo.
Gracias por leer.