martes, 17 de marzo de 2009

Excusas para las excusas

"Si Pero no te extraño, no es poesía, yo no se que jodidos lo sea"
Christian Mendoza
Este es el segundo ejercicio de mi clase de Escritura Creativa, el objetivo: escribir un poema o las razones para no poder o querer escribirlo.
Entre tanto buscar razones para no escribir un poema, encontré el deseo de escribirlo. Pero casi al mismo tiempo, el deseo se volvió frustración. Es oficial ¡No puedo escribir un poema! No puedo, no quiero ¿Quién sabe? Lo único que se con exactitud es que en este momento la tarea me resulta avasallantemente demoledora.

Verán ustedes escribir un poema, me pone en la enorme disyuntiva, no sólo de pelear encarnizadamente con la métrica, sino de de buscar un tema al cual referirme y al parecer cada una de mis posibilidades ya ha sido explotada magistralmente por otros. Cómo bien dice Eunice: “Podría escribir los versos más tristes está noche, pero ya se me adelantó el señor Neruda”.

El problema es que podría escribir sobre tantas cosas, pero cada una de ellas parece haber sido descrita ya de maneras tan sublimes, voluptuosas y vibrantes que cualquier cosa que yo intente no será si no sólo un esbozo mal calculado y deficiente. Si este no es el caso, entonces, encuentro una razón lógica para descartar el tema: se bien, que podría escribir sobre amor o desamor, pero cualquiera que sea mi decisión me remitiría a su recuerdo. Si es cierto entonces que como escritor tengo una responsabilidad con mis lectores ¡Qué caray, ya deben estar hartos! Otro momento de inspiración dedicado a su imagen, por mucho sobrevalorada, y estoy seguro, harán una colecta para el terapista.

En otro momento considere la posibilidad de plasmar en mi texto una oda a la exquisitez de mi concupiscencia: versos para cada uno de mis deseos ahogados, ignorados o puestos en pausa. Pero en ese instante, un dejo de vergüenza se asomó en mi rostro; supe que tarde o temprano, a pesar de mis múltiples esfuerzos, ese texto mutaría libremente hasta convertirse en un relato pseudo erótico sádico y sodomita. Porqué no puedo creer sobre la Inesita (aquella que tiende ancho y duerme solita) que es posible, como alguien asegura, quiera dormir sola, aunque un regimiento se postre a su pies. Pero yo ya no se si de a dos, o distinto a vos, tampoco estoy seguro si con el regimiento me agarraría la tos. Si son los años, los desengaños, o los lobos marinos y para no ponerme a averiguar, mejor no escribo nada.


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