viernes, 10 de abril de 2009

Conversando conmigo

Alter-ego: -Hace mucho que no escribimos en el blog-

Yo: - Si, hace como una semana-

Alter-ego: ¿Por qué?

Yo: -Porqué ya me harté de tanto pinche drama-

Alter-ego:- ¡Güey el blog se llama “confesiones de un dramático”! Tiene que haber drama a güevo! –

Yo: - Tal vez haya que cambiarle el nombre

Alter-ego: - No, no podemos hacer eso… nos quedaríamos sin identidad: somos una diva dramática y neurasténica-

Yo: - Dramático: seguro que si. Neurasténico: sin duda alguna, pero diva: no, disto mucho de ser una diva-

Alter-ego: - Nos pasamos la vida diciendo que somos divas-

Yo: - ¡Pues que coño no lo soy! Dime tú ¿cuantos hombres han caído rendidos ante mi belleza este año? -

Alter-ego: -Mhmmm Gabriel, el gordito extraño.-

Yo: -El que se la pasaba preguntándome “¿Podemos ser amigos?”-

Alter-ego: -¡Si ese!-

Yo: -¡No mames ponte serio!: freaks, feitos, jotitas arrogantes, jotitas con síndrome de inferioridad, acosadores e indefinidos están fuera de la lista-

Alter-ego: - O sea que ya ni te recuerdo al que nos vio con lujuria la semana pasada-

Yo: - ¡Definitivamente no! Los acosadores y maduritos no están en mi lista. Esos déjaselos a la Niche-

Alter-ego: - Pues entonces vamos sacando al "Ricardito", digo, por aquello de los indefinidos-.

Yo: -Ya lo saqué ¿no te acuerdas? Le escribí en el blog la carta del adiós-

Alter-ego:- ¡No nos hagamos pendejos! Al otro también le escribimos “la carta del adiós” y ahí estamos escríbele y escríbele a cada rato-.

Yo: – Sigamos con la lista- (me quedé sin respuesta, lo bueno de hablar con uno mismo es que se pueden evadir las conversaciones que nos resulten incomodas)

Alter-ego:- ¿Alfredo cuenta? -

Yo: -Nahh, bueno no si, cayó ante mi belleza pero no lo mantuve interesado.-

Alter-ego: - No le gustamos por divas-

Yo: - ¡Otra vez con lo mismo! ¡Qué no soy diva!

Alter-ego: -A ver entonces dime ¿Por qué no le gustamos?-

Yo: - Yo que sé, por mamón supongo, no debí haber sugerido que me sentía incomodo con su interés.-

Alter-ego: - ¡Ya ves como si somos divas! Si te encantaba que el hombre anduviera detrás de nosotros pero ahh no tenías que salir con tu actitud de “hagámonos los difíciles”, “que le cueste trabajo”. ¿No aprendiste nada de Jonathan? Anduvimos con lo mismo, y ¡Toma! El güey se largó con otro menos complicado.-

Yo: - P´os si, pero seguimos siendo amigos. Un día de estos puede que vayamos por la segunda vuelta. Además ¿de dónde sacas que es menos complicado? Ni lo conozco.-

Alter-ego: Pues no, pero “de perdis” el tipo si le dijo: si me gustas, si me interesas, tu nosotros ni eso y a Alfredo tampoco.-

Yo:- Ya sé que no. Pero le dije que no era necesario ¿Por qué los hombres no aprenden a leer señales! Cuando uno no dice que le interesa pero actúa como que le interesa significa que le interesa ¿acaso es muy complicado de entender? -

Alter-ego:- ¿Después de eso te atreves a seguir sosteniendo que no somos divas?-

Yo: -¡Me canso! Si fuera una diva no importaría que me hiciera el difícil, seguirían ahí detrás de mi cómo perros sin importar nada. Sería así como… como una de esas mujeres que describe Liliana Felipe en sus canciones: tan libres, tan desvergonzadas, tan cómodas consigo mismas… tan plenas.

Alter-ego: Entonces el problema no es que no seamos divas, el problema es…
Yo: - ¡No, no cállate!







1 comentario:

Aidee dijo...

"todas las viejas, son iguales, a mi por éso me gustan los hombres"
¿Sabes cuál es básicamente el problema? Cuando nos convertimos en otra de ésas viejas, en una como todas, o peor aún: en una como todas remasterizada, eso está bien OGT.

Sé una Diva mi querid@ Drama Queen, nunca dejes de serlo, pero aprende a diferenciar cuando las divas dejan de estar frente a los reflectores y se convierten en personas normales, que lloran, que rien, que sienten, que se enamoran, que aman.

Tienes sentimientos muy lindos, yo lo sé porque te leo y siento lo que escribes, de verdad que los tienes, pero hay momentos en los que uno debe ser Diva y otros en los que uno debe ser un simple mortal. Éso amigo mío, es lo que hace a las divas mortalmente alcanzables: El equilibrio entre ser inalcanzable, pero mortal.
Un abrazo.