sábado, 10 de octubre de 2009

Sobre las musas de la memoria

Mis amados lectores: He aquí el material que presenté el viernes en mi Taller de Ensayo Literario. Afortunadamente les gustó. Para el que ahora es público afiné los detalles de edición que el buen Israel tuvo a bien señalar. Aunque en estricto sentido, se trata más de un poema escrito en prosa que de un ensayo literario, es el pretexto para inaugurar la etiqueta “ensayo” y es que el ensayo se trata de atreverse, pero también de equivocarse hasta lograrlo.

“Memoria, Medicina, Que nunca se te olvide,
que tu eres el remedio de la historia,
Alka Seltzer del pasado, aspirina del ayer
cuando el tiempo no se cuente ya por años
y tú llenes de penumbra la insolente claridad”.
Liliana Felipe

Las musas de la memoria no son seres de luz e inspiración en togas helénicas, sino fabricantes de recuerdos. Son cineastas perfectas y editoras sublimes capaces de convertir las más ácidas y punzantes evocaciones en fotografías perfectas.

Uno a uno remueven los fotogramas sobrantes y en cada corte acentúan y exacerban los detalles sensitivos: el ruido se convierte en melodía, los colores se vuelven más brillantes y aun lo que carece de fragancia natural adquiere aroma a jazmines y rosas blancas.

Pero siguiendo el consejo de Cavafis “jamás pondré en un marco esa fotografía, sufriría de verla tan dañada"; y es que los artificios de la memoria no son suficientes para engañar a la claridad, cuya insolencia mostrará siempre todo lo que negamos cuando cerramos los ojos.


Para Adrián:
el mayor triunfo de las musas de mi memoria,
en complicidad constante con la claridad.




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