sábado, 17 de octubre de 2009

¡Oh Pinocho!


Soy ignorante, palurdo, inculto, iletrado, indocto, rustico, ordinario, promedio, poco instruido, carente de conocimiento, de poca, poquísima, sapiencia.

No conozco la historia original de Pinocho y me enoja.

¡Oh Pinocho! Por qué en mi infancia no leí tu “innoble libro”, de moralina implacable. Lleno de castigos infames contra los perezosos, ociosos y ventajosos.

Imagino que era mi deber pasar menos horas frente al televisor y más con la nariz entre los libros.

¡Oh pinocho! tu fálica nariz castiga mis “bellaquerías detrás de la puerta”. Muchacho vil que debí haber sido, para buscar el placer antes que el conocimiento.

¡Oh pinocho! ¡Cáiganme encima tratados de aritmética! Que aplasten mi cráneo y el incipiente cerebro que guarda en su interior.

¡Oh pinocho! Que el hada de los “cabellos turquíes” se apiade de mí y me muestre el camino de la sabiduría, lejos, muy lejos de su provocador montículo cubierto de musgo verde.

¡Oh Deniz! ¡Te maldigo! Tus ideas mordaces convierten mi deseo de verdad en los hilos de mi titiritero.

Si usted quiere saber de que hablo pinche donde dice pinche

3 comentarios:

Unknown dijo...

joer ....¿?¿?

Aidee dijo...

Dime entonces que no creciste con Tolstoi, porque eso explicaríamos porque estamos locos....

alter-ego dijo...

Eu: No leiste el ensayo.
Aidee: Haz encontrado tu explicación.