sábado, 19 de septiembre de 2009

Viernes

Sobreviví a los horrores del viernes: clase de las siete de la mañana. Visita rápida a mi guardarropa. Regreso al hogar provisional, un encuentro fortuito me acompañó hasta la puerta y en el desayuno. El periódico aguardaba paciente -el Dengue, la Villa Panamericana, y un choque del Macrobus- ¿O eso fue lo de hoy?

Quinto día del monitoreo de medios: El mismo payaso- que no usa maquillaje- ¿Quién le dijo que era producto para televisión? Si en la radio me parecía un insulto ver su rostro me parece peor.

“Los horres del paraíso” ¡juguemos a ser escritor! –Las clases de catecismo- -la divina comedia- ¿clases de pecadores? ¿Quién las decide? ¿Transparencia en los procesos? Uno que otro disidente empezaría la gritería: “Pecado por pecado; buena acción por buena acción”. Controversias bíblicas: “No te acostaras con hombre como con mujer”. Expertos en la materia alegarían las diferencias técnicas y de ejecución. Otros con diccionario en mano defenderían sus interpretaciones. ¿Qué saben los Ángeles y Arcángeles sobre el contexto y las referencias? En el paraíso no hay ministerio de quejas. ¡Un comité de revisión! ¿Quiénes habrían de conformarlo? ¿Todos con el mismo, o cada quien según su religión? – A todo esto, quién tuvo la razón- ¿y los ateos, quedarán impunes por default? – Qué estupideces -me digo- mejor vete a dormir.

Duermo, duermo y duermo hasta que debo ir al mercado. La pollería está cerrada. Las ciruelas verdes, son verdes, y dulces entre más duras estén, no como las moradas que no siempre saben bien. –tienen mucho potasio- igual que las bananas. Larga fila en el puesto de abarrotes, la telenovela colombiana no resuena en los de enfrente y los de a lado. –Diablos qué hora es- miró el reloj de mi teléfono, ahora no lo recuerdo, pero era tarde. Nota mental: mandar MSM coqueto.

La bolsa del mandado pesaba. El sol ardía y el camino que nos llevó se recorió a la inversa. La casona en reparación se veía bien. Las ventanas abiertas dejaron entrar las sospechas. El periódico de hoy me dijo la verdad ¡Ya quiero que sea martes!


Corrí al taller de ensayo –no escribí nada- Las calles en reparación que franquean el paso se esfuerzan por hacerlo más complicado cada semana. Por primera vez no me sentí perdido en el edificio. Fui el primero en llegar. Mientras esperaba envié el mensaje coqueto y una sonrisa maliciosa se dibujó en mi rostro.

Los compañeros llegaron de a poco. Nos distribuimos alrededor de la mesa ignorando la forma habitual. Nota mental: preguntar a Israel sobre el uso de los gerundios en un texto. Eunice no se presentó a la cita. Me senté junto a Claudia, la terapeuta, me gustó su texto. Hice un par de comentarios bobos y deshilados. Que si Focualt y la hipervigilancia: la figura del panóptico, alguien más me dijo el nombre, yo sólo hablé sobre la prisión esa en la que había un solo guardia que parecía vigilarlos a todos, mientras la dibujaba en el aire. Más y más estupideces Doña Zoila (o será Soyla o Zoyla o Soila) tuvo a bien callarme -¡Mentira! Me cayó gorda ¿Pa’qué me calla si no va a decir nada? Mientras decía estupideces el teléfono vibró -2 MSM- ¡Yeaah baby! Nota mental: Continuar el coqueteo electrónico más tarde.


Llamada entrante, número desconocido, -Juan Enrique- pensé y acerté. Su voz es sexy, profunda, pausada ¡Uff! Confirmé nuestra cita. (8:30 en el teatro) ¡Crisis de moda! Nota mental: debo replantear mi atuendo. Visita rápida a la tienda: Playera negra y cuello redondo, go back to basics ¡Obvio! La crisis se agudizó: sólo había cuellos abiertos y en V. El sueter morado no estaba mal, era perfecto para la camisa a rayas, que dejé en el armario por flojera a cargar ¡Sabía que tenía que cargarla! Nota mental: Nunca ignores tus razonamientos. Una hora y diez minutos para la cita y seguía buscando entre los aparadores. Elegí una playera seducido por el X1 de la etiqueta.

Me acicalé en tiempo record. El bolero, al que le regalamos cigarros todos los días no se apareció. Eso puso fin a la disyuntiva sobre los zapatos. El agua no estaba tan caliente, pero no podía esperar. Me lavé el cabello sin tratamiento reparador. Nota mental: comprar cera o crema de peinado. Mientras tanto usaré un sombrero.

20 minutos para la cita – el teatro está a 5 calles- todo parece bien. Hacía viento y usaba mangas cortas ¡Frio! -¿Un saco?- No hay tiempo para replantear el look de nuevo.

Fuera del teatro busqué una litografía conmemorativa – para mi egoteca- sólo había playeras de colores vibrantes. El teléfono sonó –número desconocido- consideré la posibilidad de guardar el equivocado. Estoy aquí entre la taquilla y la tienda- dije mientras un rostro familiar se acercaba ¿Con quién vienes? –Preguntó – con él – dije mientras arribaba.

¡Recontra Uff! No sabía que es tan alto y tan grande. Me sentí abrumado – y lujurioso- traté de no mirarlo de forma insistente, pero su incipiente barba me tenía cautivo. Se excusó sobre su ropa ¿Acaso la mía era demasiado? Luego me di cuenta: quizá mal interpretó la forma en que lo miraba. Yo buscaba el sobrepeso que afirma que tiene. Mensaje aislado: I wanna bite!

El show no estuvo mal: acústico, teatral, intimo. Los asientos eran bastante buenos, mejor de lo que parecían cuando los compre. La Downs, que si se veía obesa, también se nota mejor: más desenvuelta en el escenario, aunque todavía le falta.

La crónica del concierto se las debo, la entrada ya es larguísima. Sobre el resto de la noche sólo basta adherir que me divertí y reafirmé que soy una muy mala primera cita. Al despedirnos su expresión era como de susto. Nota mental: Investigar/filosofar o reflexionar acerca del porqué asusto a los hombres.

Quizá Kika tiene razón ¡Pamplinas! Nota mental: Considerar el tiempo de mis lectores y la calidad de mis entradas.

2 comentarios:

alter-ego dijo...

Nota mental: Narrar siempre en un sólo tiempo.

saRa Mandarina dijo...

Jajajaja tus notas mentales rulean machin!!!